Pollo con cangrejos de río, Pollo Marengo (Receta de Navidad)

Esta receta italiana es muy popular en el norte del país, si bien a menudo se eliminan los cangrejos y se añaden otros crustáceos marinos como langostinos o gambas. En cualquier caso es un guiso muy contundente y suficientemente atractivo para formar parte de nuestra mesa navideña.

INGREDIENTES  (6 personas) :

Un pollo de al menos 1 Kg (un pollo troceado como si se fuera a hacer al ajillo es lo mejor)
Medio kilo de tomates
6 cangrejos de río
6 huevos
6 rebanadas de pan
200 gramos de champiñones
2 vasos de vino blanco
1 diente de ajo
Perejil
Harina blanca de trigo
Sal
Pimienta negra molida
Caldo de pollo
Aceite virgen extra de oliva

En primer lugar cortamos el pollo en trozos si lo tenemos entero. Lo salpimentamos, enharinamos y freímos en una cazuela con aceite donde también freímos el diente de ajo.
Cuando el pollo se ha dorado vertemos el vaso de vino y los tomates troceados sin piel ni semillas. Tapamos la cazuela y dejamos que se haga durante unos diez minutos.
Mientras lavamos los champiñones y los cortamos (si eran frescos). Al cabo de los mencionados diez minutos los añadimos a la cazuela y dejamos que el guiso se haga durante un cuarto de hora.

En otra cazuela vertemos el segundo vaso de vino blanco con la sal y el cangrejo de río (o langostinos, gambas etc) y lo hervimos durante unos cinco minutos. Extraemos los cangrejos de río y los reservamos.

En otra sartén freímos los huevos y los retiramos con cuidado. Sobre el mismo aceite tostamos levemente las rebanadas de pan.

Ahora vamos a montar el plato. Colocamos una rebanada de pan y sobre ella el huevo. A su lado se coloca un trozo de pollo con la salsa y encima el cangrejo de río. A veces también se montan los ingredientes uno encima de otro.

Al menos no me podéis negar que el impacto visual es considerable.

Dice la leyenda que el pollo Marengo lo inventó el cocinero de Napoleón. Éste le pidió una comida rápida tras la batalla de Marengo y ante la falta de ingredientes, juntó lo que pudo. El emperador quedó tan contento que a partir de ese momento convirtió esta receta en su comida favorita.