Tronco de Navidad

Los dulces que se sirven en Navidad son muy comunes en la mayoría de países de tradición cristiana. El Tronco de Navidad se puede encontrar en casi todos ellos. No tiene dificultad alguna pero se han de seguir unos pasos para conseguir que el bizcocho se muestre blando y sea fácil de "enrollar". 

INGREDIENTES :

Para el bizcocho :


100 gramos de harina de fuerza
130 gramos de azúcar
5 huevos
1 cucharada de levadura química
1 cucharada de miel
1 cucharada de azúcar vainillado
1 pellizco de sal

Para el relleno :

Nata de pastelería o crema de cacao o mermelada

Para la cobertura :

Azúcar glass (impalpable)

En primer lugar vamos a separar las yemas de las claras. Reservamos estas últimas.

En un bol grande mezclamos la mitad del azúcar con las yemas, el azúcar vainillado, la levaduras y la cucharada de miel. Debe quedar muy bien mezclado.

Mientras vamos a montar las claras con un pellizco de sal y la mitad que restaba del azúcar. Las claras deben quedar bien montadas y firmes.

Ahora debemos mezclar las yemas con las claras montadas con cuidado. Vertemos las yemas batidas en el bol de las claras montadas y con un movimiento de espátula de arriba hacia abajo las mezclamos con cuidado de no perder el aire de las claras.

Cuando están bien mezcladas es el momento de añadir la harina. Echad la harina sobre la mezcla a través de un cedazo para que quede bien suelta. La mezcláis bien y ya está hecha la masa del bizcocho.

A continuación utilizáis un papel vegetal que tenga el tamaño de la bandeja del horno aproximadamente. Extendéis sobre él la masa de manera que quede con una altura de medio centímetro más o menos.

Precalentáis el horno a 130 grados e introducís la placa durante 6 minutos a posición media calor arriba y abajo. No lo vais a hornear, simplemente se trata de que cuaje el huevo y le de consistencia.

Ahora viene la parte más complicada, el truco que hace que el bizcocho se muestra flexible y no se rompa al enrollarlo.

Sacamos la bandeja y rápidamente espolvoreamos azúcar sobre él, cubriéndolo lo máximo posible. Esta operación no tiene ninguna finalidad respecto al sabor, se hace simplemente para que al poner el plástico film encima no se pegue.

Ahora colocamos el film encima metiéndolo por debajo de los laterales del bizcocho un poco (no hace falta que lo rodeemos completamente y de hecho si lo hiciéramos se rompería).

Dejamos que se enfríe completamente. Al haber cubierto con un plástico la humedad se ha quedado en el bizcocho y ya podremos enrollarlo fácilmente.

Sacamos el plástico, quitamos el azúcar que nos ha permitido poner el plástico sin que este se pegue y ya lo podemos cubrir con la nata o la crema de chocolate. Dejaremos un borde en cada lado de un centímetro para evitar que se salga el relleno.

Con la ayuda del papel empezamos a enrollar el bizcocho y cuestión de segundos tendrés vuestro Tronco de Navidad. Ahora sólo basta con meterlo en la nevera un par de horas y al sacarlo cortarle los extremos para que tenga un final "bonito" y cubrirlo con azúcar glass.  También podéis cubrirlo de chocolate espeso, mermelada etc.

Más fácil no podía ser.